martes, 14 de junio de 2011

OTRA DE ANTAÑO

Hace algún tiempo ya
a mis muñecos ponia
por testigos de mi entrega
ahora, los vuelvo a poner
por testigos de mi pena,
ellos me ven de llorar
ven mis noches en vela,
ven cuánto yo te escribo
están viviendo mi pena.
Desde que te conocí
cuántas noches he llorado
mis penas han aumentado
mi caudal no se ha agotado;
me dan la una y las dos
y las tres de la mañana
cuando cierro los ojos
es casi de madrugada
y me voy a trabajar
sin haber pegado un ojo
en la mesa la oficina
voy escondiendo mi enojo.
La gente a veces curiosa
me pregunta sin cesar
que te ha pasado chiquilla
que dejas ver tu pesar.
Apenada está mi madre
pues maltrecha a mi me ve
y se pregunta la pobre
que le pasó a mi ser;
siempre me dice lo mismo
tienes trabajo y salud
y no te falta de nada
si rebosas juventud,
no puedo decirle a ella
me enamoré de verdad
por circustancias adversas
lo tenemos que dejar.